La Santa Cerveza

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La santa cervezaUna comunidad de 30 monjes trapenses formaron, en Bélgica, una sociedad anónima que se dedica a la producción de cerveza de primera calidad. La misma es comercializada en Francia y Alemania con particular éxito.

El trabajo de los monjes consistió durante mucho tiempo en el cultivo de la tierra, pero en la época moderna se extendió también a la pequeña industria, especialmente en el sector agroalimentario. Así fue como comenzaron a fabricar cerveza en los países del Norte, actividad que vienen desempeñando desde hace varios siglos.

La sabrosa mezcla de agua, malta, azúcar y lúpulo que se conoce como cerveza no tiene ciertamente un origen divino. Sin embargo, los monjes de la orden de los Trapenses del sur de Bélgica han asumido desde 1926 que su servicio a la fe requiere del auxilio de ciertos productos mundanos para mantener sus obras. Entre ellos se encuentra la cerveza, que junto a los quesos, acompaña el sostenimiento de la orden.

Los monjes ponen en su trabajo el mismo empeño en alcanzar la perfección que en su vida de estudio y oración, por lo que con el paso de los años han desarrollado en las abadías un auténtico arte de elaboración de cerveza

En el año 1070 se fundó su primer monasterio. Otros muchos reductos trapenses se fueron creando con el tiempo pero sólo siete de ellos en el mundo han recibido la bendición para producir cerveza con la apelación tan original de «Biere Trappiste». En Bélgica sólo existen 6 cervezas a las que es posible aplicar tal denominación: Chimay, Orval, Rochefort, Westmalle, Westvleteren y Achel.

En el año 1529, Carlos V autorizó a establecer en Orval el monasterio de Villiers-devant-Orval y la creación de una herrería en sus dependencias que colaborara para la reparación de lo destruido por las guerras.
Aquel monasterio creció con los siglos floreciendo en su producción de elementos metálicos hasta que la Revolución Francesa dispuso la confiscación de los bienes de la orden. Los monjes se dispersaron por la zona huyendo de las persecuciones y los edificios se deterioraron hasta convertirse en ruinas.

En 1926 el propietario de aquellas tierras convocó nuevamente a los Trapenses entregándole las ruinas y los terrenos que las rodeaban para recrear la antigua pujanza de estos monjes tan originales. Para obtener los medios necesarios para rescatar del abandono el monasterio los monjes se decidieron a instalar una pequeña y rudimentaria fábrica de cerveza en las instalaciones de la antigua herrería.
Al poco tiempo, la cerveza producida en Villiers-devant-Orval comenzó a se apreciada más allá de los límites de los pueblos que circundaban el monasterio y se hizo imprescindible reemplazar las primitivas instalaciones artesanales por sistemas modernos que permitieran la expansión del negocio.

La Biere Trappiste es fuerte, sobre fermentada y de gran sabor, atributos que contribuyeron a su fama y a su difusión en Bélgica, el sur de Alemania y el norte de Francia. En su país, esta se ha convertido en una de las más difundidas.

Esta orden que está conformada por 30 monjes, tiene como lema «Todos los huéspedes que lleguen serán recibidos como Cristo, ya que él mismo dirá un día: ‘Yo les he pedido hospitalidad y ustedes me recibieron'».
Los quesos son producidos en su totalidad por ellos, mientras que la de la cerveza es compartida con gente de la región. Aunque la sociedad anónima es propiedad absoluta de la orden.
Este «pan líquido», como lo llaman ellos por sus virtudes nutritivas, es una bendición. Sostiene a la orden y permite que muchos belgas brinden.

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