El Asesoramiento Externo, recurrir en ayuda de la experiencia de un asesor externo

¿Para qué recurrir en ayuda del asesoramiento externo? La diversidad de acontecimientos políticos y económicos que influyen sobre la vida de la empresa moderna, entraña una primera dificultad: la de conocerlos y utilizarlos redituablemente en el momento oportuno.

Asesoramiento de un experto externo a la empresa

Una de las tareas fundamentales del empresario eficaz es organizar adecuadamente los recursos materiales y humanos de que dispone, haciendo que cada persona cumpla una función determinada. Está claro que el propietario y/o gerente del negocio no puede realizar todas las labores que en el mismo se desarrollan, por lo cual se impone una distribución funcional de las tareas dentro de un esquema común.

¿Para qué se necesita el asesoramiento externo?

Para tomar las decisiones correctas y pertinentes, una vez contrastada la veracidad de la información recibida y su incidencia en la evolución de la empresa y de su relación con el mercado.

El servicio de información interno se complementa con el asesoramiento externo, que suele tener una visión más global y más orientada a la competencia, en respuesta a la necesidad de conservar los clientes.

Cada día es mas frecuente que este tipo de cuestiones sean resueltas por empresas asesoras, que están en condiciones de concentrar su atención en los aspectos del negocio que conocen mas a fondo, y en los que tienen mas intereses.

Ante todo, se debe descartar la actitud de algunos empre-saurios que consideran que pensar en la posibilidad de recurrir a un asesoramiento externo es una pérdida de tiempo y dinero.

El profesional de la asesoría lleva dedicado a esta labor muchos años y todas las horas de su jornada laboral; está en contacto con  infinidad de empresas que presentan una problemática similar, en la mayoría de los casos. Su experiencia le permite conocer si el remedio aportado a una empresa fue eficaz y si será aplicable a otras.

Sin temor a pecar de exageración, puede afirmarse que su función es similar a la del médico; hay multitud de empresas enfermas o que tienen una salud frágil. Y al igual que se habla de medicina preventiva, también aquí hay que arbitrar los medios oportunos para que la empresa no se vea en grandes dificultades.

Cuando el empresario se halla enfermo, rápidamente acude a la consulta del médico; pero es menos frecuente que, cuando su negocio afronta ciertas dificultades, se dirija a recabar el informe del experto en comercialización. Y a veces le resulta más fácil admitir que algo no marcha debidamente  en su organismo físico, que en el cuerpo empresarial creado por él.

Analizando los motivos que generan el éxito de las pequeñas empresas, vemos que sus rectores han demostrado tener en el momento oportuno un conocimiento adecuado de la situación, entereza ante las dificultades, imaginación y eficacia. Cuando, por el contrario, predominan la ignorancia, la impaciencia, el desaliento o la ineficacia, el fracaso es seguro.

Estas posibles causas del fracaso empresarial dejan de existir si el empresario dispone del servicio de asesoramiento adecuado. Aceptar que sus conocimientos del entorno económico en que se mueve pueden no ser suficientes, es una premisa fundamental para la supervivencia de la organización.

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